Entrenar para un maratón transforma tu vida. Si, suena cursi, pero no me refiero a que veras las cosas con otra perspectiva, o que serás más sabio. No, nada de eso. Simplemente, requiere tanto tiempo que no tendrás mucho espacio para otras cosas. Entre los entrenamientos, el sueño y el trabajo, solo te quedarán unas pocas horas a la semana para comprar comida, lavar ropa y recordarles a tus seres queridos que, aunque no lo parezca, quieres seguir siendo parte de la familia.

A propósito de funciones corporales: vas a sudar como nunca y necesitas más que agua. Eso lo sabía antes de empezar el entrenamiento. Lo que no sabía era tendría el verano más caliente en historia. En San Juan, Puerto Rico, donde vivo y entreno la temperatura ronda los 28 grados Celsius (82 Fahrenheit), ¡a las 4:00 a.m.! Una de  las estrategias para mantenerse hidratado antes tanto calor y aumento en temperatura del cuerpo incluye la hidratación durante el día previo a las carreras largas. Resulta que al sudar perdemos sales y minerales, tomar agua no es suficiente, necesitamos sodio y otros minerales, que se pueden obtener de bebidas comerciales, geles de energía, tabletas de sodio, etc, durante el entrenamiento. 

Con tantos dolores corporales vas a pensar en utilizar antiinflamatorios y tratamientos fríos. Yo utilizo baños calientes y nunca tomé antiinflamatorios. La inflación es la respuesta natural del cuerpo al estrés y las lesiones. Luego de la inflamación el cuerpo recuperado queda adaptado a los nuevos niveles de esfuerzo. Si los dolores e inflamaciones se van en uno o dos días con descanso, alimentación, hidratación y sueño, entonces tu cuerpo está mejorando. Si la inflamación o el dolor duran más de dos días entonces puede haber lesiones que requieran cuidados especiales.