Vivir en comunidad tiene muchos efectos positivos, pero también puede traer algunos negativos. En particular, vivir en comunidad puede hacernos daño cuando nos lleva a establecer normas que no son saludables. Por normas nos referimos a dos cosas: lo que la sociedad establece y a lo que se considera normal. El problema es que algunas veces las normas que nos presenta la cultura, el grupo de amistades o, incluso la familia, nos pueden hacer daño.
Por ejemplo, en mi casa siempre me enseñaron que debía comerme todo lo que me servían, sin importar si ya estaba lleno o si no me sentía bien. Esta regla, o norma, tiene sentido algunas veces, pero no siempre. Si estas criando a un niño que solo quiere dulces y no se quiere sentar a cenar, debes asegurarte de que se nutra adecuadamente y tal vez debas insistir para que coma. Sin embargo, esa misma norma puede llevar a ese niño a que coma de más, sin escuchar las señales de su propio cuerpo que le piden que se detenga cuando ya esta lleno. De esa forma puede desarrollarse una costumbre de comer por que toca y no por que hace falta.
Ejemplos del otro tipo de normas, las que se refieren a lo que es normal, tienen que ver con lo que experimenta la mayoría de las personas, no a lo que esta bien. Por ejemplo, en la actualidad la mayoría de la gente en los Estados Unidos (incluyendo a Puerto Rico) está en sobrepeso, también tienen niveles altos de azúcar y son sedentarios (hacen poca actividad física). En ese sentido, si tu vives en Puerto Rico y estas en sobrepeso, prediabético y no haces actividad física, eres normal. Pero eso no significa que estas bien. Todo lo contrario, significa que la sociedad completa está mal. Por el contrario, si haces actividad física, controlas tu peso y tu azúcar, eres anormal (fuera de la norma), puedes incluso ir contra la cultura, pero estás bien.
Así que lo normal y lo anormal son conceptos que tienen que ver con lo que hace la mayoría, pero eso no siempre es lo correcto, especialmente cuando se trata de la salud. En la cultura que vivimos muchos consideran que lo normal es comer comida con más azúcar, grasa y químicos de lo necesario, pasar el tiempo libre sentado frente a una pantalla, acostarse tarde y tomar mucho café para poder funcionar en la mañana. No me malentiendas, el café es delicioso, en la mañana e incluso en la tarde. Lo que no está bien es necesitarlo para funcionar. Si hacemos lo “anormal” y comemos comida poco procesada y con poca azúcar o grasa, nos movemos durante el día, dejamos de ver pantallas temprano en la noche y nos acostamos temprano, seguramente despertemos recuperados y podamos empezar el día alerta y con buena energía, con o sin café.
Esos son solo ejemplos, tu país, ciudad, trabajo, familia y grupos de amigos tienen sus propias normas y alguna serán favorables para tu bienestar y otras no. Por eso, es importante reconocerlas y ver cuando podemos usar nuestras comunidades para promover nuestro bienestar y cuando debemos distanciarnos porque nos hacen daño. Es decir, somos seres sociales y pertenecemos a muchas comunidades. Algunas tendrán normas saludables y otras no. Nuestra tarea es rodearnos de personas que tengan normas favorables a nuestro bienestar, que nos acepten como somos, pero también nos ayuden a mejorar. Comunidades que valoren lo que aportamos y que aporten a nuestro desarrollo. Comunidades donde lo normal sea cuidarse, apoyarse, aunque esas normas vayan contra la cultura general. Si te rodeas de la gente correcta, las normas de tu comunidad te van a cuidar.
Cuídate.
One response to “Normal, anormal y contra la corriente”
Simplemente espectacular los temas, sé que me ayudara a ser mejor se humano y agradecido y tener una vida balanceada. Me encanto cuando hablas de la autorregulación = ajustes. Negociar, dar y recibir, a trabajar la calidad de vida.